Presentación de los planes de expansión del Puerto de Avilés

Cuenta la mitología griega cómo Poseidón, dios de los mares, fue enviado por Zeus a servir a Laomedonte, rey de Troya. Este encargó al dios, y a su hermano Apolo, bajo la promesa de grandes recompensas y sacrificios en su honor, la construcción de unas murallas que ningún mortal pudiera rebasar. Construida la muralla, Laomedonte olvidó su promesa y, como castigo, un monstruo marino asoló las costas de Troya durante años.

Avilés ha dado a Asturias años de prosperidad, metal, valor añadido y oportunidades. Ha sido puerto de abrigo de gentes y barcos, ejemplo de ciudad industrial y trabajadora por antonomasia. A cambio, reclama políticas que favorezcan y faciliten sus continuas mutaciones, su labor permanente de adaptación a los tiempos. Si Avilés, como Poseidón, ofrece su trabajo al servicio de Asturias, Asturias no puede ser Laomedonte y fallar al compromiso. Si lo hacemos, simplemente, nos estaremos condenando a enfrentar un monstruo marino en forma de decadencia, olvido y negro futuro.

Estoy seguro de que ustedes, sus caras lo dicen, no quieren escuchar a un presidente hablar de mitología. 
 
Resulta mucho más pragmático hablar de hechos, de realidades y de políticas activas; de inversiones, de apuestas firmes y de puestos de trabajo. La verdad es que todo eso, por qué no decirlo, es el plan que hoy nos presenta la autoridad portuaria. Sí, y también el reconocimiento al compromiso de Puertos del Estado y Asturias con esta tierra, no solo con Avilés, sino con toda la comarca: Corvera, Castrillón o Gozón.

Sin embargo, lo épico, curiosamente, no solo está en la mitología, sino también en la historia. Hablar de Avilés es hablar de industria pesada, de la ría y también de un puerto milenario. 

Sea o no sea Avilés la legendaria Argentola ptoloméica, lo cierto es que la villa aparece en los relatos y en la tradición oral como tierra de fuertes vínculos con el metal y su trabajo artesano (hierro, bronce,…), donde se acogían viajeros con toda naturalidad y, en definitiva, ligada de forma indeleble al mar, a la ría.
La ría y su abrigo, el calor de las y los avilesinos, proporcionado a naves y gentes de todas partes, situaron Avilés, desde época temprana, como una de las dársenas más destacadas del Atlántico europeo. Dicha relevancia no se ha perdido, sino todo lo contrario. Hoy es uno de los 46 puertos de interés general del sistema portuario español. Seguro que suena a poca cosa, 1 de 46, pero es que España dispone nada menos que de 8.000 kilómetros de costa. Las instalaciones avilesinas se incluyen dentro de los puertos de dimensión media del sistema y en 2021 ocupaba el lugar 19º entre las 28 autoridades portuarias españolas.

La evolución del tráfico del puerto de Avilés en los últimos 15 años marca cierta estabilidad, con una media de 4,9 millones de toneladas que viene siendo el volumen de tráficos sostenido. Más del 60% se corresponde con graneles sólidos. Siendo así, si nos centramos en su perspectiva de puerto industrial, de puerto del metal, del zinc, estamos hablando de uno de los enclaves portuarios más importantes a nivel mundial.

Las principales mercancías que se mueven son los productos siderúrgicos (23%), mineral de zinc (22%), otros minerales (14%), productos químicos como alquitranes, amoniaco, ácido sulfúrico (17%) otros siderometalúrgicos como el zinc (8%) o abonos (6%). Qué duda cabe, Avilés es un puerto industrial, pero no solo es eso, también es paradigma de la oportunidad que se genera al comprender y articular una buena sinergia entre puerto y ciudad. Es precisamente esta visión y desarrollo armónico lo que ha situado Avilés como modelo de ciudad viva, versátil y con alta capacidad de reinvención. 

Avilés no es casualidad, sino acreedora necesaria de causalidad. Sin complejos, su receta es una historia de éxito por la riqueza de sus ingredientes: ciencia, innovación e industria. Un cóctel de tradición y futuro que construye un destacable presente, sin miedo a la disrupción.

•    Ciencia.  En esta comarca, conviven centros de investigación de renombre internacional y empresas que están a la vanguardia tecnológica en sus sectores.

•    Innovación. La vemos sin tapujos en el plan de descarbonización previsto por Arcelor Mittal, en los proyectos anunciados para convertir Asturias en una referencia en la producción, almacenamiento, transporte y consumo de ese combustible del futuro que es el hidrógeno verde. 

•    Industria. Cada vez que miremos al gasómetro de las viejas baterías de cok, estaremos mirando a los ojos de la industria avilesina.

En torno al 70% de los tráficos del puerto de Avilés están vinculados a cinco empresas: Asturiana de Zinc, Arcelor-Mittal, Fertiberia, Química del Nalón y Asturiana de Fertilizantes. Estos cinco gigantes están sometidos a transcendentales procesos de transición, innovación y adaptación. Debemos acompañarles y el puerto nos ofrece un marco inmejorable para generar ese ecosistema facilitador que demandan no solo las entidades, sino Avilés y la política industrial asturiana.

El ejemplo de la audacia avilesina lo es de la Asturias que queremos, de la mejor Asturias y, como no podía ser de otra forma, impregna los planes que para el puerto hoy nos presenta su autoridad.

El Niemeyer solo fue el principio, un faro del siglo XXI que no dirige barcos pero sí orienta el camino de la nave, de la ciudad. 

En este contexto llega el plan de ampliación. Como pueden intuir, lo que se pretende es la incorporación de nuevos suelos para la explotación y la logística industrial de apoyo, especialmente en la margen derecha de la ría, muy asociada a la industria eólica y también a recursos como el gas y el petróleo. Pero no solo esto, sino esbozar con luces largas lo que ha de ser un proyecto holístico que involucre la franja izquierda y la armonía con el tráfico y encaje urbanístico de Avilés. Todo, desde luego, presentado en un ecosistema en simbiosis con la digitalización del contexto, la sostenibilidad de las instalaciones portuarias y la suficiencia energética de las mismas.

La inmensa mayoría de las industrias que se sirven del puerto de Avilés para mover sus productos están desarrollando o planificando importantes inversiones, bien sea para aumentar su producción, mejorar su eficiencia o implantar nuevas fuentes de energía en sus procesos. 

En definitiva, los operadores solicitan más espacio logístico, lo que nos obliga a buscar respuestas, porque el mayor potencial de tráficos portuarios está en el crecimiento de la actividad actual asentada. Con sinceridad, nuestro riesgo no está en perder un tráfico, sino en perder una actividad productiva por falta de capacidad, porque seamos incapaces de favorecer la logística de las empresas usuarias.
 
Por ello, el reto esencial es resolver la limitación de espacios. También hemos de saber prepararnos, y con las mismas luces largas que antes citaba, para la repercusión de la conexión de Asturias con la alta velocidad ferroviaria, prevista para los primeros meses de 2023, y el desarrollo de la Zona de Actividades Logísticas e Industriales (Zalia), dos hechos que contribuirán a multiplicar la actividad portuaria de Avilés. En este contexto, el plan de ampliación es el proyecto necesario para apuntalar el buen futuro del puerto y de toda la comarca.

El puerto de Avilés es el común denominador en la política industrial asturiana, la comarca avilesina y las empresas operadoras en la misma. El plan es la respuesta estratégica a las necesidades y los intereses confluyentes y compartidos de todos los agentes implicados; es, en definitiva, la plasmación de la voluntad de reconocer la comarca avilesina y el puerto como ejes tractores del nuevo paradigma industrial asturiano.

Avilés es innovación e industria, es mar y acero, es lucha, audacia y ejemplo de la mejor Asturias. Es ciudad de ayer, de hoy y también de mañana. Más allá de regionalismos, en Avilés vemos a la gente de Asturias: lo que somos y lo que queremos ser. Y de eso va, precisamente, este plan de ampliación. Muchos éxitos. Lo serán de Avilés, lo serán de Asturias y también de España.

No seamos Laomedonte, demos cumplimiento a las expectativas de esta comarca, que ha cumplido sobradamente con su parte.