null Intervención de Adrián Barbón en la toma de posesión del presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Oviedo
24 de mayo de 2022

Enhorabuena a Carlos Paniceres, enhorabuena a la Cámara de Comercio de Oviedo y enhorabuena a Asturias. Empiezo mi intervención con estas tres afirmaciones porque condensan todo mi sentir en este acto.

 

La felicitación al presidente de la cámara necesita pocas palabras: su toma de posesión confirma que se encuentra con salud, fuerzas y ganas para seguir trabajando con la dedicación que le distingue. Por si a alguien se le ocurre ponerlo en duda, doy fe de que la intensidad de Carlos Paniceres supera con mucho la media. Su capacidad para involucrarse en varios asuntos a la vez se aproxima al don de la ubicuidad. Digamos que si aún no lo posee, hace serios esfuerzos por lograrlo.

 

La felicitación a la cámara tampoco requiere mayor trabajo. El liderazgo de su presidente se ha traducido en dinamismo. Esa presión continua sobre el pedal del acelerador se ha notado en múltiples iniciativas.

 

Una de las más destacadas –en colaboración con Félix Baragaño, presidente de la Cámara de Gijón, y Luis Noguera, de Avilés-, ha sido la creación del Consejo Asturiano de Cámaras de Comercio, para fortalecer el trabajo en común.

 

La tercera explicación me llevará algo más de tiempo. Prometo no alargarme demasiado, pero creo que este es un foro adecuado para extenderme sobre algunas consideraciones.

 

Estamos a un año justo, día arriba o abajo, de la próxima convocatoria electoral. Para un político, este plazo equivale a pasado mañana, y más con la inmediatez que han impuesto las tecnologías de la información. El tiempo se convierte en algo inaprensible, casi inmanejable.

 

Todos somos conscientes de esa cercanía. De que a la vuelta de la esquina aguardan las urnas para que la ciudadanía elija las corporaciones locales y el parlamento autonómico. Ya sabemos que en este ambiente ocurren determinados fenómenos propios de Cuarto Milenio: revivirán fantasmas, empezarán a proliferar como hongos los rumores, se multiplicarán los sondeos, se oirán voces extrañas, crecerá la ansiedad, se agravará eso que se denomina el postureo… En fin, resumámoslo en que aumentará progresivamente el ruido político (y el parapolítico) hasta los decibelios propios de una campaña.

 

Eso no me preocupa: es inevitable. Si les comento todo esto es por otra razón: porque cometeríamos un grave error si redujéramos ese año que queda a una prolongada antesala electoral. Esto es un llamamiento a todas las fuerzas parlamentarias, empresariales y sociales. Serán meses decisivos en los que habrá que seguir trabajando sin rendirnos a esperar que pasen los días. Tenemos suficientes desafíos encima de la mesa –sin ir más lejos, buscar alternativas para la planta de Danone de Salas- como para dar prioridad a otras cuestiones. La campaña puede esperar.

 

He dicho muchas veces que Asturias no tiene tiempo que perder. Me reafirmo y añado que estos meses que median hasta que la ciudadanía decida deben ser especialmente fructíferos. Lo serán con seguridad pero para garantizar todos los objetivos no podemos distraernos dándole prioridad al tacticismo y los afanes partidistas. El diálogo y el entendimiento deben seguir marcando la pauta a la acción política asturiana.

Tiene su porqué. No hemos vivido una legislatura normal. Sin pausa, hemos pasado de la pandemia más grave en un siglo a la crisis generada por la situación sanitaria, y de esa crisis a sufrir las consecuencias de la escasez de materias primas y de la inflación disparada por la guerra de Ucrania. Durante lo más duro de la epidemia nos hartamos de leer pronósticos sobre cómo iba a ser y cuánto tardaría en producirse la recuperación. Informes serios, razonados, con un argumentación sólida, muy trabada. Pues bien, ahora están todos en la papelera, porque nadie contaba con que a la pandemia se iba a sumar la sacudida geopolítica provocada por la guerra de Putin, cuyas consecuencias aún no se pueden calibrar. Cualquier balance bastado en la normalidad es un ejercicio de ignorancia o de cinismo.

 

Han sido tres años muy exigentes para todas las administraciones. Por descontado, también para el Principado. Hemos conseguido conciliar las grandes prioridades –salvar vidas, durante la pandemia; emprender la recuperación, después- con la gestión ordinaria y asunción de nuevos desafíos, como la reforma de la Administración autonómica.

 

Pero no he venido a hablarles de mi libro. Lo que quiero subrayar es la relevancia de los meses que faltan hasta las elecciones. Sin ser exhaustivo, en este tiempo tenemos retos tan enormes como:

 

  • Mantener la agilidad en la gestión de los recursos del programa Next Generation. Somos la segunda comunidad con mayor grado de ejecución.

  • Poner en marcha, también con el apoyo de esos fondos, proyectos clave para la consolidación de nuestra industria, cada día más preparada para superar la transición ecológica y digital, la nueva reindustrialización de Asturias. Cito el plan de descarbonización de Arcelor –precisamente, estos días, el presidente Pedro Sánchez volverá a abordarlo con Lakshmi Mittal en Davos - y los proyectos ligados al hidrógeno verde, en los que tantas esperanzas ponen compañías de primer orden, como Fertiberia.
     
  • La entrada en servicio de la variante de Pajares, que multiplicará el potencial logístico de El Musel y reforzará nuestro atractivo turístico. Será la culminación de una obra colosal que coincidirá con la aceleración de la autovía al occidente y el impulso al plan de choque de las cercanías ferroviarias. 

  • La redacción de un proyecto de ley que agrupará, de forma ordenada y ambiciosa, las medidas para afrontar el reto demográfico.

  • El desbloqueo de los terrenos de La Vega, aquí mismo, en Oviedo, con toda su capacidad para albergar proyectos ligados a la innovación biosanitaria y las nuevas tecnologías.

En colaboración con el ayuntamiento, será un hito en el desarrollo urbano de la capital, junto con el arranque de las obras en el antiguo complejo hospitalario de El Cristo.

 

Prometí no ser exhaustivo. Añado, de corrido, el visto bueno definitivo a la regasificadora de El Musel, el inicio de la actividad en el centro logístico de Amazon, la creación de la Agencia de Ciencia e Innovación, la aprobación de la ley de Empleo Público, la adjudicación de las obras de ampliación del Museo de Bellas Artes o el apoyo continuo a la industria agroalimentaria y al medio rural. Tenemos por delante un año de cambio que hemos de exprimir hasta el último minuto.

 

Para todo eso y más cuento con la Cámara de Comercio de Oviedo. Hasta ahora, durante los tres años de mandato, la cámara ha funcionado como un catalizador de iniciativas a favor de Asturias. El juicio es extensible también a las entidades de Avilés y Gijón.

 

Cada uno en su sitio, con papeles distintos y también complementarios, hemos mantenido una relación ejemplar de cooperación con las cámaras, traducida en aciertos como la Estrategia de Atracción de Inversiones, que ha permitido captar ya nueve proyectos que sumarán más de 650 empleos. Por cierto, este es también el lugar adecuado para ratificar mi compromiso para la creación de la oficina prevista en Madrid.

 

Ha sido, reitero, un trienio ejemplar de colaboración público privada beneficiosa para el Principado y estoy convencido de que continuará siéndolo hasta el final de la legislatura. De ahí que Asturias también esté de enhorabuena: sé de sobra que Carlos Paniceres seguirá actuando tal y como ha hecho hasta ahora, espoleando iniciativas, prodigándose por doquier, apareciendo hasta debajo de las piedras, ofreciendo toda la capacidad de la cámara y con el pie puesto siempre sobre el acelerador para que el motor del cambio no descanse nunca. Esa es muy buena noticia, porque el año que resta tiene que rendir fruto día sí y día también. Repito, que nadie piense en un limbo preelectoral, sino en doce meses repletos de logros para Asturias gracias en gran medida a la colaboración público privada. La campaña puede esperar. Asturias y sus intereses, no.

 

Los que confiamos en serio en las posibilidades del Principado –y me consta que Paniceres milita con ánimo de hincha en ese grupo, como lo hago yo- no podemos conformarnos con menos.

 

Muchas gracias.

Documentación

Galería de imágenes

De izquierda a derecha, el presidente de la Cámara de Comercio de Oviedo, Carlos Paniceres; el presidente del Principado de Asturias, Adrián Barbón, y la vicepresidenta de la entidad, Carmen de La Uz.

Galería de audios

Campaña puede esperar y llamamiento al diálogo
Felicitación a Paniceres y Cámara Comercio Oviedo
Legislatura no normal
Proximidad de elecciones
Relación cámaras de comercio y colaboración público privada
Retos hasta elecciones 1
Retos hasta elecciones 2