null Presidencia instala una escultura en el campo de concentración de Arnao para rendir homenaje a los prisioneros y dignificar la zona
  • La obra, una creación de acero con 2,5 metros de alto y 1,5 de ancho, representa el confinamiento a través de barrotes, muros y las siluetas de una mujer y una niña
  • Este espacio albergó entre 1938 y 1943 a miles de personas encerradas en tres barracones construidos por los propios cautivos y tras una alambrada de espino
29 de diciembre de 2022

La Consejería de Presidencia ha comenzado hoy la instalación de una escultura en As Figueiras (Castropol) en el espacio ocupado entre los años 1938 y 1943 por el campo de concentración de Arnao. La pieza, que supone un coste de 39.600 euros, servirá para dignificar la zona y rendir homenaje a las miles de personas que penaron en sus barracones, fundamentalmente mujeres, niñas y niños.

La escultura de acero cortén, de 2,5 metros de alto, 1,5 de ancho y 2 de profundidad, es obra del artista asturiano Carlos García y representa las siluetas de una mujer y una niña de perfil, cogidas de la mano, tras unos barrotes. La creación incluye alusiones a algunos de los elementos más comunes de los campos de concentración, como los muros, los registros de presidiarios y el encierro.

La explanada donde se alzaban los barracones es actualmente un área recreativa, próxima a un campo de tiro y a un club aeronáutico, en la que un monolito recuerda la existencia del campo. La intención del Principado es dignificar todo el espacio y reconocerlo como lugar de la memoria.

El campo de concentración de Arnao fue uno de los que más tiempo estuvo en funcionamiento durante la represión franquista que siguió a la caída del frente Norte y al final de la guerra civil. Albergó tanto a prisioneros de la contienda como a mujeres y niños, separados de los primeros a través de una alambrada. En este espacio, las fuerzas de guarnición desempeñaban también labores de vigilancia y defensa de la costa en un lugar estratégico como la ría.

Los propios prisioneros fueron obligados a construir tres barracones de madera para cerca de 300 personas, en cuyo interior se instalaron literas de tres pisos, para cien personas por galpón.

Cada barracón medía 32 metros de largo por 10,70 de ancho y todos estaban pintados de color gris oscuro. Entre ellos había una caseta, también de madera, así como un subterráneo destinado a almacén de víveres. Más tarde se construyó otra nave para albergar a las fuerzas de guarnición. Fuera de ese conjunto se ubicó otro barracón dedicado a enfermería, con capacidad para 27 camas. Además, había una casa que se utilizaba como oficina administrativa y vivienda de oficiales, así como una garita de guardia, una fuente de agua potable y, posteriormente, otro inmueble destinado a cocinas.

El campo estaba cercado con alambre de espino y una serie de fortificaciones ligeras de campaña para facilitar su defensa. En junio de 1943 se levantó y se desarman los barracones de madera. Aunque el 5 de septiembre de 1939 se firmó la orden de clausurar este espacio, está documentado que siguió funcionando como campo de concentración para presos gubernativos, ya bajo el mando de la Dirección General de Prisiones.

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