null El Gobierno de Asturias inicia el trámite para declarar bien de interés cultural la Quinta de Selgas, en Cudillero
  • El proceso se prolongará un máximo de dos años y recabará informes de la Academia de la Historia, la Universidad de Oviedo y el Real Instituto de Estudios Asturianos

10 de julio de 2023
Patrimonio plantea la protección integral de las edificaciones, jardines y colecciones del recinto de El Pito por su valor histórico y artístico

La Consejería de Cultura, Política Llingüística y Turismo ha iniciado el trámite para declarar bien de interés cultural (BIC) la Quinta de Selgas, ubicada en El Pito (Cudillero). El Boletín Oficial del Principado (Bopa) publica hoy la incoación del expediente para otorgar protección integral a las edificaciones, jardines y colecciones artísticas que conforman el complejo debido a su relevante valor histórico.

La Quinta de Selgas es uno de los conjuntos arquitectónicos, histórico-artísticos y paisajísticos más importantes de la comunidad. Está integrado por edificaciones, jardines y colecciones artísticas del máximo interés, promovidas y reunidas por los hermanos Fortunato y Ezequiel de Selgas Albuerne, mecenas y promotores de importantes obras sociales en la segunda mitad del siglo XIX.

El procedimiento administrativo para declarar BIC este complejo se prolongará un máximo de dos años y tendrá que recabar los preceptivos informes de la Academia de la Historia, la Universidad de Oviedo y el Real Instituto de Estudios Asturianos (Ridea). En caso de que los dictámenes sean favorables, el Consejo de Patrimonio será el órgano encargado de aprobar definitivamente la declaración.

El gusto ecléctico de los mecenas

El conjunto patrimonial de los Selgas-Fagalde en El Pito incluye, además de la finca principal de La Quinta, en la que se integran el palacete, los jardines y el pabellón de tapices; una iglesia-panteón con su sacristía, la casa rectoral y las escuelas, así como colecciones artísticas y elementos documentales y bibliográficos. Las edificaciones constituyen uno de los conjuntos arquitectónicos más destacados de Asturias dentro de un estilo ecléctico historicista, aunque con pautas bastante fieles al neoclasicismo.

La mansión, cuyos trabajos de construcción y decoración dirigió el propio Fortunato Selgas entre las décadas de los años 80 y 90 del siglo XIX, conserva en buena medida su decoración original y alberga obras artísticas de notables pintores, así como una extensa colección de mobiliario y elementos decorativos (porcelanas, relojes, abanicos, etcétera) y una nutrida biblioteca.  

El palacete, con anterioridad vivienda de la familia Selgas, tiene cuatro alturas: semisótano, dos plantas nobles y otra de menor altura bajo la cubierta. El semisótano era la zona de servicio y albergaba la cocina, las despensas, el obrador y planchador. En la primera planta noble están las habitaciones con función representativa, para acoger los momentos festivos y más importantes de la vida familiar. El vestíbulo da paso a los diferentes salones comunicados entre sí: el comedor, la sala de juego, el salón de baile y la sala Luis XV, desde la que se accede a la biblioteca. La segunda planta noble es la zona privada, donde se distribuyen las alcobas principales con sus dependencias anejas, tocadores y vestidores, con vistas a los jardines. La tercera planta se habilitó con habitaciones sencillas para la vida cotidiana de los descendientes de la familia. Los jardines de La Quinta responden a una tipología muy escasa en España: jardín privado, complemento de una residencia de campo en una zona rural y su paradigma fue el modelo versallesco.

La práctica coleccionista de los hermanos Selgas, con un gusto ecléctico, configuró un rico y diverso conjunto de pinturas, esculturas y artes decorativas de gran calidad. La colección se formó a partir de 1885, cuando las obras del palacete ya estaban muy avanzadas. La mayor parte de las artes decorativas -muebles, relojes, porcelanas, etc.-proceden de Francia. En cuanto a las pinturas, predominan las adquisiciones nacionales, las series sobre obras sueltas y la ausencia de pintura coetánea. Sobresale especialmente el cuadro La Anunciación, de El Greco. En este sentido, Cultura puso en marcha el pasado enero el trámite del expediente para declarar BIC esta obra, un óleo sobre lienzo de 109 x 57 centímetros de altura, muy similar al de la capilla Oballe, de Toledo.

Documentación