null El presidente tiende la mano al diálogo a alcaldes y alcaldesas y les anima a cooperar para defender los intereses de la comunidad
  • Adrián Barbón participa en el foro del municipalismo organizado por el grupo editorial Prensa Ibérica
  • El jefe del Ejecutivo reivindica una financiación autonómica y local justa y la modificación de las leyes de contratos del sector público y de bases de régimen local
09 de abril de 2024

Cooperar frente a competir y trabajar juntos por el interés general del Principado. Son las dos peticiones que el presidente, Adrián Barbón, ha trasladado hoy a alcaldes y alcaldesas durante un encuentro municipalista organizado por el grupo editorial Prensa Ibérica y su cabecera en la comunidad, el periódico La Nueva España. Por su parte, Barbón ha tendido la mano al diálogo y al entendimiento: “No se puede hacer un gran proyecto común en el Principado sin contar con los 78 municipios que lo forman”.

Los dos mandatos de Barbón como jefe del Ejecutivo comenzaron con un encuentro con las alcaldías de todos los concejos y, con frecuencia, los Consejos de Gobierno se celebran en diferentes municipios. “Estas decisiones obedecen a una voluntad de cercanía, y, sobre todo, al convencimiento de que la construcción de Asturias es imposible sin la implicación de sus concejos”, ha resaltado el presidente durante su intervención.

Conocedor de las dificultades municipales tras ocupar la alcaldía de Laviana antes de presidir el Principado, Barbón ha cogido el guante de algunas peticiones realizadas por los municipios en el encuentro. En concreto, ha defendido una financiación local justa, al igual que reivindica para la autonómica, así como cambios en las leyes de contratos del sector público y de bases de régimen local.

Esta ha sido su intervención íntegra:

 

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS, ADRIÁN BARBÓN

Encuentro con alcaldes y alcaldesas de Asturias organizado por el grupo editorial Prensa Ibérica

 

Hace siete años, yo estaría en otro bando. Me tendrían que buscar entre los 78 alcaldes y alcaldesas reunidos para este foro. Asistiría como representante de Laviana, estaría encantado de mezclarme entre ellos y ellas, mis compañeros, y muy agradecido a La Nueva España por darle tribuna y relevancia al municipalismo. También escucharía muy atento lo que fuese a decir el presidente del Principado, siempre dispuesto a pillarle por la palabra.

Algunas cosas han cambiado. Ya llevo cinco años en la jefatura del gobierno. Ahora soy yo quien tiene que medir bien sus declaraciones, por si acaso. Ejerzo otro cargo, pero, con sinceridad, mis sensaciones son las mismas: me encuentro en familia con los alcaldes y alcaldesas, comprendo sus preocupaciones, entiendo qué supone darse de bruces a diario con los problemas de tus vecinos e intentar ayudarles. Habrá responsabilidades más importantes, pero pocas más satisfactorias.

Así que aquí estoy, cocinero antes que fraile y rodeado de buenos conocidos. También echo en falta las ausencias, alguna profunda como un hueco dolorido en el alma. Permitidme que cite una: Aníbal, gran alcalde de Mieres. Hermano, como tú dirías, nunca dejaré de recordarte.

Tampoco dejo de recordar que la semana pasada se cumplieron 45 años de las primeras elecciones municipales de la democracia. En aquella jornada, accedieron a las alcaldías personas como Pablo García, mi amigo y maestro en la vida y la política. En el calendario de efemérides de la Transición se le da muy poca importancia a aquella fecha decisiva, cuando los vecinos y vecinas pudieron decidir por fin en quien confiaban para gobernar sus concejos.

Hace unos días, este periódico recogía los recuerdos de algunos de los protagonistas de aquellos días, auténticos hacedores de la democracia. Hablaban, por ejemplo, de tareas tan humildes y tan necesarias como llevar luz y teléfono a los pueblos. Puede sonar lejano, de otra época, pero sólo si lo pensamos poco. Cambiemos luz por fibra óptica, pongamos saneamiento en lugar de teléfono. Añadamos limpieza, escuelas, agua, asfaltado de caminos, la familia que se queda de repente sin trabajo o sin vivienda y os espera a la puerta de casa... Qué os voy a contar que no sepáis, que no viváis en vuestra propia carne. Esa siempre ha sido la tarea de un gobernante municipal: dar la cara y tener un enorme sentido práctico. Por eso siempre es más fácil llegar a un acuerdo con un alcalde o alcaldesa. Porque no le distrae el tacticismo ni el afán partidista: todo se lo ocupa el bien de sus vecinos.

He iniciado mis dos mandatos con un encuentro con los 78 ayuntamientos. También procuro realizar consejos de gobierno en los municipios y reunirme con todos los alcaldes y alcaldesas que me lo solicitan. Estas decisiones obedecen a una voluntad de cercanía, y, sobre todo, al convencimiento de que la construcción de Asturias es imposible sin la implicación de sus concejos. Se protesta que los excesos localistas son un mal enquistado en nuestra comunidad autónoma, y es cierto. Pero también es verdad -y esto se destaca menos- que la cooperación entre administraciones es imprescindible. Que no se puede hacer realidad un gran proyecto común desde el Gobierno del Principado sin contar con los 78 municipios que representáis. Que sin esa colaboración mutua, una comunidad pequeña como la nuestra, que no está sobrada de extensión ni de habitantes, malbaratará sus fuerzas en una división inútil. Por ese sentido práctico que nos caracteriza a quienes hemos gobernado un ayuntamiento, sepamos trabajar juntos por el interés general.

En Asturias contamos desde hace décadas con buenos ejemplos. Quizá los más destacados sean los consorcios: el del agua, Cadasa; el de las basuras, Cogersa; y el de transportes. Todos son reconocidos por su buen funcionamiento y han servido de espejo para otras comunidades. De espejos envidiados, por cierto.

Propongo que sigamos trabajando con el mismo afán. Y como he sido alcalde, y como sé que preferís la concreción a las divagaciones, os planteo dos propuestas de acuerdo: la creación de les escuelines y la actualización del mapa sanitario.

 En el primer caso se trata de situarnos a la vanguardia de España con una iniciativa pionera para contar con una red autonómica, pública y gratuita de escuelas infantiles.

En el segundo, de algo tan simple como poner al día un diseño administrativo de 1984. Del mismo modo que nadie circularía hoy por nuestras carreteras con un mapa de hace cuarenta años, tampoco podemos quedar encallados en una estructura de cuatro décadas atrás. El objetivo es muy sencillo: reducir burocracia para mejorar la asistencia sanitaria.

Por precaución, preciso mis palabras. No pido adhesiones ciegas ni inquebrantables. Esas se las llevaron por delante, como una riada, las primeras elecciones libres, como aquellas del 3 de abril de 1979. Tiendo públicamente la mano al diálogo y el entendimiento para dos proyectos orientados a mejorar dos servicios públicos que distinguen el nombre de Asturias en toda España, la sanidad y la enseñanza. Gran parte de vosotros y vosotras habéis podido escuchar de primera mano las explicaciones de las consejeras de Salud y Educación. No han dejado, ni dejarán, de viajar por todos los concejos para ofrecer razones y recoger vuestras inquietudes. Eso también es practicar el municipalismo.

Hay tanto  en lo que colaborar que me resulta difícil elegir. Pienso en la mejora de los servicios de transporte, en la reducción de la burocracia, en el impulso demográfico, en el desembolso de los planes de desarrollo turístico que se extienden por toda la comunidad, en la prevención y lucha contra los incendios forestales, incluso en la atracción de inversiones y la promoción cultural. En todos y cada uno de estos asuntos, no podemos pensar en una Asturias parcelada y estratificada, dividida entre lindes y administraciones donde cuál sólo mira para sí, para sus limites y sus competencias, sino en la responsabilidad compartida de hacerla mejor.

Me gusta afirmar que mi despacho es Asturias. Es una manera de entender la política, cercana y abierta. A mí me vais a encontrar siempre, sea a pie de tierra en vuestro concejo o en mi despacho, para defender los intereses de nuestra comunidad. Hay sucesos y hechos muy recientes, de plena actualidad, que demuestran hasta qué punto la identificación política es lo de menos para mi gobierno a la hora de cooperar en beneficio de Asturias. Si hablo de los terrenos de La Vega, del Cristo o del vial de Jove no hará falta que añada más. Sabemos estar donde debemos estar.

Hechos, en fin, no palabras, como os gusta a vosotros. Realidades, no elucubraciones. En este capítulo voy a destacar un dato y hacer un anuncio. Un anuncio contrastable, de los que se puede comprobar en el BOPA.

El dato son 55,2 millones. Es la cantidad presupuestada este año para obras de saneamiento y abastecimiento, un máximo histórico. Si lo resalto es porque es una de las inversiones que más contribuye al bienestar de la población y a la calidad ambiental, imprescindible para cualquier concejo. Paradójicamente, es también de las menos valoradas.

El anuncio tiene el valor de una primicia: os adelanto que el Gobierno del Principado se compromete a aumentar un 10% anual el Fondo de Cooperación Municipal. De esa manera, los recursos se elevarán desde 8,6 millones de 2023 a 13,3 en 2027.  Esta cantidad se distribuirá entre los 74 concejos que tienen menos de 40.000 habitantes y facilita la ejecución de obras e inversiones en los ayuntamiento con menos recursos, que son los más necesitados. Esta iniciativa, que lidera el consejero Alejandro Calvo, también se llama municipalismo.

Me queda una última reflexión. Toda esta intervención está hilada sobre la necesidad de fomentar el entendimiento entre lo municipal y lo autonómico. Hace años, Juan Cueto acuñó el término glocal para referirse a la combinación de lo local y lo global. Podríamos arriesgarnos con otro, pero vamos a dejarlo para algún mago de las palabras, que aquí abundan. Por el momento me conformo con pedir a los medios de comunicación -y, en esta casa, lógicamente, a La Nueva España- que ejerzan como vertebradores de ese objetivo, la misión de compaginar el aprecio a lo propio con el interés general de nuestra comunidad autónoma.

En verdad, creo que estoy en un foro adecuado para plantearlo. Ante Javier Moll, presidente de Prensa Ibérica, un grupo que nació con la Constitución el 6 de diciembre de 1978, pocos meses antes de las primeras elecciones municipales, y ante los responsables de un diario que, en una comunidad uniprovincial, suma once ediciones distintas. Cada una de ellas lleva en sí los valores de la cercanía, la proximidad y la inmediatez. Son ojos, oídos y palabras a la calle. Tejen y fortalecen la identidad local. Pero el conjunto, la unión en una cabecera, en un periódico que es un proyecto común, es la que las hace grandes. Eso es lo que pido para Asturias.

 

Galería de imágenes

El presidente del Principado, Adrián Barbón, durante su intervención en el I Encuentro con alcaldes y alcaldesas de Asturias
En la imagen, de izquierda a derecha, la delegada del Gobierno en Asturias, Delia Losa; la alcaldesa de El Franco y presidenta de la FACC, Cecilia Pérez; el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli; el presidente de la Junta General del Principado, Juan Cofiño; la directora editorial de Prensa Ibérica, Ainhoa Moll; el presidente del Principado, Adrián Barbón, y el presidente de Prensa Ibérica, Javier Moll.
En la imagen, el presidente del Principado, Adrián Barbón, conversa con el presidente de la editorial Prensa Ibérica, Javier Moll.

Galería de audios

Presidente del Principado, Adrián Barbón, defensa de una financiación local justa
Recuerdo en el encuentro del municipalismo del exalcalde de Mieres, Aníbal Vázquez
Sentido práctico de los alcaldes y alcaldesas que no pueden pecar de partidistas
Cooperar y trabajar juntos por el interés general del Principado
Necesidad de trabajar juntos en el proyecto de les escuelines y la reforma del mapa sanitario
Tender la mano al diálogo
Defensa de la cercanía y de hacer de toda Asturias el despacho
Incremento del fondo de cooperación municipal
Defensa del periodismo de calidad