El presidente del Principado destaca el potencial de Asturias para convertirse en el polo de innovación de la industria de defensa

El presidente del Principado, Adrián Barbón, ha destacado hoy el potencial de Asturias para convertirse en un polo de desarrollo de la industria de la defensa. “Estamos armados hasta los dientes para que Asturias se convierta en un polo de desarrollo de la industria de defensa, una de las que mayor fuerza tractora tiene en el archicitado polinomio de la I+D+i”, ha manifestado.
El jefe del Ejecutivo ha asistido a las jornadas de demostración tecnológica de este sector, que han congregado a numerosas autoridades del ministerio y del Ejército de Tierra en la nave de cañones de la antigua Fábrica de Armas de La Vega. Durante su intervención, ha incidido en la pujanza de este ámbito económico en Asturias, con 29 empresas vinculadas, una situación que confía se extienda a la siderurgia, la producción y distribución de hidrógeno verde, el desarrollo agroalimentario y el sector biosanitario en unos años.
Barbón también ha reivindicado el concepto de distrito o barrio de la innovación para La Vega. “El aprovechamiento de este enclave estratégico para la biotecnología, la industria de defensa y la cultura redundará a favor de la innovación y el dinamismo económico en toda la ciudad y de Asturias entera”, ha señalado. Además, ha subrayado que esta “ambición lógica de transformación y avance es conciliable con la protección patrimonial”.
INTERVENCIÓN del PRESIDENTE DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS, ADRIÁN BARBÓN
Jornadas de demostración de la Asociación Empresarial de Tecnología de Asturias para el Desarrollo de la Industria de la Defensa
Agradezco su invitación a participar en esta jornada de demostración de la Asociación empresarial de tecnología de Asturias para el desarrollo de la industria de la defensa Ingeniero González-Hontoria.
Les voy a pedir un esfuerzo de memoria. No me remontaré mucho tiempo atrás. Basta con retrotraernos hasta enero de 2020, cuando el parlamento asturiano aprobó por unanimidad una declaración institucional en la que instaba al Gobierno de España a hacer “lo posible” para que la construcción de los vehículos blindados 8x8 recayera en Santa Bárbara y, más en concreto, en la fábrica de Trubia. De aquélla, cuando mandaba la incertidumbre, Expal negociaba el cierre de su planta, también en la misma localidad.
No han pasado siquiera tres años. Me pregunto cuántas personas creerían entonces que hoy estaríamos reunidos en este acto, con más de un centenar de sociedades representadas. Me pregunto cuántas se atreverían a aventurar que Santa Bárbara y Expal serían, junto con otra veintena de empresas, las promotoras de esta asociación, apoyada desde el primer momento por la Consejería de Ciencia.
Saquemos alguna conclusión. La adivinación es un imposible, pero el catastrofismo no alumbra ningún destino, salvo la desesperanza. Se trabajó en serio, hubo muchas conversaciones y negociaciones discretas con el Ministerio de Defensa –a cuya titular, Margarita Robles, reconozco su atención- y ahora nos encontramos con que la fábrica de Trubia tiene carga de trabajo asegurada para varios años, con que Expal ha reanudado su producción y con que la industria de defensa se ha convertido en un pujante vector de investigación y desarrollo tecnológico en Asturias, con 29 empresas vinculadas.
El pesimismo no sólo está sobrevalorado, sino que tiene una gran ventaja sobre el optimismo: que no caduca. Ya pueden desmentirlo los hechos, que siempre renace. Espero que, al pasar muy pocos años, veamos algo similar a lo que hoy celebramos en torno a la siderurgia, la producción y distribución de hidrógeno verde, el desarrollo agroalimentario y el sector biosanitario. Y confío en que cuando eso ocurra, como está sucediendo con este acto, quienes se empeñan a menospreciar o negar las posibilidades del Principado vuelvan a sentirse defraudados con la confirmación de las buenas noticias. Quede claro que no importa su decepción, sino los intereses de Asturias.
Vuelvo a la industria de defensa. Quien quiera observar una muestra de su potencial, que alce la vista y mire a su alrededor. Por cierto, ya que estamos en la nave diseñada por Sánchez del Río, y que en su momento fue emblema de la tecnología más moderna en la fabricación de cañones, déjenme reivindicar para este espacio, y para La Vega en su conjunto, el concepto de distrito o barrio de la innovación, como los que existen en otras ciudades europeas. El aprovechamiento de este enclave estratégico para la biotecnología, la industria de defensa y la cultura redundará a favor de la innovación y el dinamismo económico en toda la ciudad y Asturias entera. Una ambición lógica de transformación y avance que es conciliable con la protección patrimonial. En este tipo de competiciones, cuando se trata de ganar posiciones en la carrera global por el talento y la innovación, todo retraso es malo.
Recalqué el potencial, aunque me bastaría referirme al presente. La producción de las empresas que componen esta asociación supera el 15% del PIB autonómico, su empleo directo alcanza 2.500 puestos de trabajo y cuenta con tres de las siete mayores compañías del sector en España (Santa Bárbara, Expal e Indra). Asturias es la séptima comunidad de España con mayor cifra de ventas en defensa, con más de 100 millones de negocio.
Somos buenos –y lo afirmo así, sin remilgos- en fabricación avanzada, desarrollo de nuevos materiales, textiles inteligentes, gemelos digitales, sensores, plataformas de robótica, vehículos no tripulados, simulación o nutrición personalizada. Probablemente, una realidad desconocida para la mayoría de la población, pero que alimenta el músculo de este hub empresarial.
Es un hecho que Asturias se sitúa entre las primeras regiones en volumen de contratación con el ejército. Contamos con grandes industrias, con pymes tecnológicas, un volumen creciente de start ups y hasta un regimiento de élite, el Príncipe número 3, de Cabo Noval. Valga la metáfora: estamos armados hasta los dientes para que Asturias se convierta en un polo de desarrollo de la industria de defensa, una de las que mayor fuerza tractora tiene en el archicitado polinomio de la I+D+i.
Además, no me cabe duda de que esto no es más que el principio de un largo camino que esta asociación recorrerá creciendo tanto en socios como en proyectos. Les animo a presentar esos trabajos conjuntos y a competir en el mercado nacional e internacional sin ningún tipo de autolimitación, porque sus capacidades están más que aseguradas.
Reitero mi agradecimiento a su invitación. Vuelvo a tener una mención especial para Santa Bárbara y Expal, que ahora extiendo al centro tecnológico Idonial, a las consejerías de Ciencia e Industria, a la Universidad, a todas las empresas y todas las personas que trabajan en este ámbito en el Principado. Su trabajo, su esfuerzo y su compromiso son, al fin y al cabo, los baluartes que defienden el desarrollo de nuestro tejido productivo.