"La identificación de Asturias como una comunidad de vanguardia, competitiva en la innovación, la investigación y el desarrollo científico y tecnológico es irrenunciable”, afirma el presidente

El presidente del Principado, Adrián Barbón, ha defendido hoy el carácter emprendedor e innovador de Asturias, que se está consolidando como comunidad de referencia en la investigación biosanitaria, en la industria de defensa y en los proyectos relacionados con la producción, distribución y consumo del hidrógeno verde. “La identificación de Asturias como comunidad de vanguardia, competitiva en la innovación, la investigación y el desarrollo científico y tecnológico es irrenunciable”, ha señalado.

Barbón ha participado esta tarde en la inauguración de los XXX Encuentros Empresariales Asturias, territorio innovador, organizados por el Instituto de Desarrollo Económico (Idepa), donde ha apostado por impulsar la I+D+i, en un momento en el que concurren dos hechos de especial relevancia: el cambio de paradigma motivado por el proceso de descarbonización y la digitalización de todas las actividades empresariales.

“Asturias no puede seguir siendo recordada como la región anclada en la vieja industria, sino que debe ser reconocida por la potencia emergente de su nuevo tejido económico”, ha precisado el jefe del Ejecutivo.

Durante su intervención, ha citado algunas de las principales medidas adoptadas por el Gobierno de Asturias en esta legislatura para asentar la apuesta por la innovación, entre otras, la creación de la Consejería de Ciencia, Innovación y Universidad, la próxima aprobación de la ley que permitirá poner en marcha la Agencia de Ciencia, Competitividad Empresarial e Innovación o la constitución de seis nuevos centros de I+D. También ha valorado el creciente interés empresarial que ha permitido pasar de 60 a 514 compañías innovadoras en cuatro años. “No hablamos de un deseo, Asturias ya es territorio innovador”, ha argumentado Barbón.

Esta ha sido su intervención íntegra:

INTERVENCIÓN del PRESIDENTE DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS, ADRIÁN BARBÓN

Acto de inauguración de los XXX Encuentros Empresariales Asturias, territorio innovador

La primera obligación al ocupar una tribuna pública es dar las gracias. Cada una de estas intervenciones, por mínima que sea, brinda una oportunidad para compartir datos, propuestas y consideraciones; es decir, fortalece el diálogo en la sociedad, uno de los rasgos de las buenas democracias.

Esta tarde, debo empezar agradeciéndoles su invitación para acompañarles en estos encuentros empresariales. Además, han elegido un lema tan sugestivo que no me puedo permitir desperdiciarlo.

En efecto, el programa se titula Asturias, territorio innovador. Me gusta ese emparejamiento. Pensémoslo un poco. Estamos acostumbrados a relacionar Asturias con el paraíso natural, con la industria, incluso con la calidad de nuestra educación, sanidad y servicios sociales. Todas estas vinculaciones, y muchas otras que podríamos citar, tienen connotaciones positivas.

Hay más identificaciones. Por ejemplo, Asturias también se asocia con solidaridad, con coraje y con resistencia, señas propias del potente movimiento obrero que alumbró la industrialización. Sin embargo, es mucho menos frecuente que el Principado se ligue a la osadía emprendedora y la innovación. No es que no hayamos tenido grandes capitanes de empresa ni que escasee el talento, es que las circunstancias históricas han impedido que se haya puesto el foco adecuado en ello.

Los tiempos mandan, y ahora hay que subsanar este déficit. Al menos, de dos maneras: dándole más luz a la innovación y fomentando la investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación, esa conocida suma que se expresa con el polinomio I+D+i.

Subrayo que los tiempos mandan porque hoy en día no hay un solo territorio que pueda aspirar a situarse a la vanguardia sin propiciar la innovación. Dirán que esta afirmación es una obviedad y que desde hace muchos años la apelación a la I+D+i forma parte de todo catálogo de recetas para el futuro que se precie. Y yo le respondo que tienen razón, pero que ahora concurren dos hechos de especial relevancia:

1. El cambio de paradigma obligado por la descarbonización, que no tendrá marcha atrás;

2. y que la digitalización, con toda su potencia transformadora, se ha extendido a todas las actividades empresariales. En unos casos, para modificar de arriba abajo el sistema productivo; en otros, para cambiar los procesos de promoción y comercialización.

Así que no cabe alternativa: tenemos que conseguir que la mención de Asturias evoque de inmediato la innovación.  Que sea una identificación automática. Es una aspiración de máximos y, lo mejor de todo, estamos en condiciones de hacerla realidad. De hecho el Principado se está consolidando como una comunidad de referencia en la investigación biosanitaria, en la industria de defensa y en los proyectos relacionados con la producción, distribución y consumo del hidrógeno verde. Asturias no puede seguir siendo recordada como la región anclada en la vieja industria, sino que debe ser conocida por la potencia emergente de su nuevo tejido económico.

Como no me gusta el adanismo, subrayo que no llegamos de nuevas. Que todo el gran trecho avanzado esta legislatura parte de la labor realizada por los gobiernos anteriores, ya desde aquellos años en los que el presidente Areces abogaba con insistencia por pasar “del carbón al ratón” para resumir el cambio del modelo productivo de Asturias. La labor del Idepa y las aportaciones de las sucesivas estrategias de especialización inteligente lideradas por la Consejería de Industria han allanado el camino que ahora recorremos.

Pero, dicho esto, creo que esta legislatura ha sido determinante para asentar la apuesta por la innovación, con hitos como:

• La creación de la propia Consejería de Ciencia, Innovación y Universidad, un acierto que nadie discute y que ha permitido dar más relevancia institucional a estos objetivos.

• La próxima aprobación de la ley que constituirá la Agencia de Ciencia, Competitividad Empresarial e Innovación Asturiana.

• La creación de seis nuevos centros de I+D+i y la constitución de otros cinco consorcios de colaboración público privada para abordar dos misiones científicas tan relevantes como la longevidad y la reducción de emisiones.

• El creciente interés empresarial, que nos ha permitido pasar de 60 a 514 compañías innovadoras en cuatro años.

No hablamos de un deseo: Asturias ya es territorio innovador. La supervivencia de nuestras startups se eleva al 67%, unos 20 puntos por encima de la media nacional. También sobresale en el porcentaje de trabajadores dedicados a la alta tecnología, que alcanza un 3,5%. Ocupamos una de las primeras posiciones en el mapa del talento que cada año publica la Fundación Cotec para la innovación. Como en tantas otras cosas, y dicho con las palabras que utilizó en 2021 el chef José Andrés, premio Princesa, “Asturias tiene que créerselo”.

A ese propósito ayuda precisamente el programa Asturias, territorio innovador. Porque uno de sus principales fines es extender la innovación a las pequeñas y medianas compañías, que configuran la mayor parte de la malla empresarial del Principado. La I+D+i no es un recurso lejano, caro, una especie de lujo que sólo pueden consentirse las grandes sociedades o los gigantes fabriles. La innovación tiene que impregnar todo nuestro sistema productivo. Con ese planteamiento, este programa pretende que 600 empresas, nada menos, se hayan beneficiado entre 2019 y 2023 de los programas de apoyo dispuestos por el Principado y gestionados por el Idepa. Para ello, será fundamental incentivar la cooperación público-privada, clave de bóveda para asegurar la extensión de la cultura innovadora.

En la política pocas veces, por no decir ninguna, se deciden soluciones óptimas. Hay que elegir la mejor posible, a menudo bastante lejana de nuestros deseos. Las dificultades presupuestarias, las exigencias administrativas y un sinfín de condicionantes se encargan de acogotarnos con la realidad. Pero, sin embargo, sí se puede, y se debe, mantener las grandes metas con toda la ambición. Y la identificación de Asturias como una comunidad de vanguardia, competitiva en la innovación, la investigación y el desarrollo científico y tecnológico es irrenunciable. No para que el Gobierno del Principado se prenda ninguna medalla, sino para algo muchísimo más importante: para que Asturias se enganche al futuro. Para construir la mejor Asturias.